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Francesc-Marc Álvaro | Un cor equívoc
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06 nov 2015 Un cor equívoc

Los que somos usuarios de Twitter experimentamos estos días lo que llamaré la migraña de los símbolos. Hay un botón de Twitter que permite marcar un tuit como favorito y el símbolo que hasta ahora representaba esta función era una estrella. Eso ha cambiado: los directivos de esta red social han decidido que el botón en cuestión esté simbolizado por un corazón rojo, icono romántico por excelencia, que consideran «más universal». El cambio no ha gustado a todo el mundo.

A mí -que soy tuiteador moderado- me parece que el corazón reduce el significado de este botón: sólo servirá para expresar que un mensaje nos gusta o estamos de acuerdo con él. Me parece que la estrella podía interpretarse también como aquello que nos interesa y nos llama la atención, sin que el emisor tuviera que hacerse solidario del contenido del tuit, que podía estar muy alejado de sus ideas, valores y puntos de vista. Por lo tanto, pienso que los cerebros de la empresa Twitter han restado posibilidades expresivas a su herramienta, la han empobrecido. Han hecho un mal negocio, vaya.

Esta red social es un instrumento muy útil para el periodismo y la comunicación entre personas y organizaciones. El cambio de símbolo no es un hecho tan anecdótico, como parecería: hace de Twitter un entorno más simplista y más primario, lo vincula a la lógica adolescente de Facebook, que es la del «me gusta» y el de la pulsión exhibicionista. Si bien es cierto que 140 caracteres no permiten grandes sofisticaciones comunicativas, también es innegable que a Twitter se le puede sacar mucho rendimiento, siempre y cuando tengamos presente dos reglas antiguas: evitemos el ruido y respetamos al receptor. Este corazón -que parece tan inofensivo- va contra la maduración profesional y política de esta red social.

El profesor y periodista Josep Lluís Micó acaba de publicar un libro muy recomendable, El periodismo en 140 tuits, donde hace una disección brillante de las relaciones entre Twitter y el oficio de explicar y analizar la actualidad. Según Micó: «El periodismo en Twitter, bien preparado, produce el mismo efecto que un ristretto en el momento apropiado». Estoy de acuerdo. Se pueden explicar buenas historias mediante Twitter y también se pueden dar las claves de un acontecimiento de interés general. Otra cosa son los debates: cualquiera que haya querido discutir de algo polémico en Twitter sabe las muchas limitaciones que dificultan este ejercicio. Toda opinión emitida desde Twitter corre un gran riesgo de ser transformada en una caricatura.

Seguiré utilizando Twitter, pero lo pensaré dos veces antes de pulsar el botón del corazón. Porque me obliga a decir lo que no quiero decir y no me deja matizar lo que quizás diría. Señores que mandan en Tuiterlandia: pongan otro botón que signifique «eso tiene interés».

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