ajax-loader-2
Francesc-Marc Álvaro | Experimento Delgado
5814
post-template-default,single,single-post,postid-5814,single-format-standard,mikado-core-2.0.4,mikado1,ajax_fade,page_not_loaded,,mkd-theme-ver-2.1,vertical_menu_enabled, vertical_menu_width_290,smooth_scroll,side_menu_slide_from_right,wpb-js-composer js-comp-ver-6.0.5,vc_responsive

17 ene 2020 Experimento Delgado

El movimiento de piezas de Pedro Sánchez ha cumplido su primer objetivo: que las interpretaciones sobre el asunto nos desborden. ¿Por qué poner a la exministra Dolores Delgado en el puesto de fiscal general del Estado? No se habla de otra cosa. La teoría del objetivo fácil y del pararrayos: disparen sobre el pianista que nosotros vamos a lo nuestro. Además, de paso, el presidente marca territorio y le dice al poder judicial que no tiene miedo, que la partida va en serio y que no va a jugar a la defensiva. Delgado es un experimento congruente con un Gabinete que nace asediado por tantos ladridos y amenazas que no importa un lío más, todo lo contrario.
 
Otra cosa es el debate sobre las formas, el ser y el parecer. ¿Queda feo que la anterior ministra de Justicia aterrice al frente de los fiscales? A ver, no sería lo recomendable a la hora de apuntalar el crédito de las instituciones, la separación de poderes, la credibilidad de los servidores públicos y blablablá. Pero esta dimensión pasa a un segundo plano. ¿Por qué? El Gobierno Sánchez-Iglesias es un Ejecutivo de guerra y en guerra, extremo que lo obliga a asumir una serie de decisiones cuya dimensión estética –digamos– es más que opinable. Gabinete de guerra, sí, no exagero: PSOE y Unidas Podemos no podrán gobernar si no lo hacen con esta mentalidad de choque. Es lo que exige –supongo– tener a las tres derechas en modo bombardeo diario y a la mayor parte de los medios de Madrid enmarcando la nueva etapa como “traición a España” y “caos en manos de comunistas, filoetarras y separatistas golpistas”.
 

PSOE y Unidas Podemos no podrán gobernar si no lo hacen con mentalidad de guerra

 
Como ya tenemos escrito, esta coa­lición durará y necesita candidatos a fusible. Ahí también entra la señora Delgado, con sus virtudes y defectos. Pero no nos despistemos. Lo importante es saber quién asumirá, en el nuevo Gobierno, el papel que tuvo antaño, con Felipe González, el habilidoso Narcís Serra, que –con la inestimable colaboración del encantador Lluís Reverter–llevó a cabo en las fuerzas armadas esa operación de puesta al día (mediante jubilaciones doradas) que nunca se hizo en el poder judicial, y así ­estamos. ¿Lo hará Juan Carlos Campo, nuevo titular de la cartera de Justicia? Algo nos dice que jueces y fiscales, a ­diferencia de los militares de antaño, ­podrían ser menos dados a dejarse ­seducir.
 
Dolores Delgado, en la trinchera. Sánchez –o Iván Redondo– se acoge a un consejo que Azorín escribió en El político , un ensayo a modo de breviario para gobernantes, imitando a Gracián y otros clásicos: “El tiempo lo borra y hace olvidar todo”.

Etiquetas: