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Francesc-Marc Álvaro | La memoria procesada
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08 nov 2021 La memoria procesada

Hace cincuenta años que se fundó la Assemblea de Catalunya, el organismo unitario que reunió a los partidos y asociaciones de oposición al franquismo, y que tuvo una gran capacidad de movilización en los años decisivos del final de la dictadura y el arranque de la transición. El Parlament ha celebrado esta efeméride con una acto donde algunas personas con representatividad oficial, entre ellas la presidenta de la Cámara, han tendido a envolver los hechos de ayer con una interpretación presentista, actitud de trinchera que desfigura el trasfondo de la historia colectiva.
 
Nuevamente, el sentido institucional de algunas figuras que cobran del erario brilla por su ausencia, y así vamos haciendo un país en que muchos ciudadanos se sienten al margen de la administración que gestiona las políticas que más nos afectan. Por otra parte, no descubriremos ahora que la gestión de la memoria pública es un asunto delicado en todas las sociedades y que, a menudo, cada uno barre para casa cuando pone el retrovisor. Pero hay situaciones en que todo chirría más de la cuenta. Como ha escrito Marc Andreu, estamos ante una conmemoración que “ha pasado institucionalmente sin pena ni gloria en el país de los días históricos”
 

Reescribir el pasado reciente de Catalunya a la luz del ‘procés’ es un despropósito

 
Algunos independentistas hacen una aproximación errónea y distorsionada al relato del antifranquismo, quizá porque el independentismo fue casi inexistente o muy minoritario durante muchas décadas. Quizá también porque pretenden crear elementos de continuidad histórica que no tienen nada que ver con lo que se vivió. El asunto sería anecdótico si no fuera porque una visión poco rigurosa del pasado reciente acaba divulgada solemnemente por cargos que tienen altavoz institucional, operación arriesgada que se convierte en un boomerang. Las razones legítimas del independentismo pierden credibilidad si se fundamentan en una reconstrucción a medida de lo que fue la oposición a Franco. En este sentido, es un escándalo que alguien tenga la tentación de silenciar el papel del PSUC en la Assemblea de Catalunya.
 
Reescribir la memoria colectiva reciente de Catalunya a la luz del procés es un despropósito, lo haga quien lo haga. Es tan ridículo si lo hacen algunos centralistas al decir que Jordi Pujol “siempre fue independentista”, como si lo hacen algunos soberanistas al repetir por inercia que “ERC propugna la independencia desde su creación en 1931”. Son dos datos falsos.
 
Josep Benet, independiente de la Assemblea de Catalunya que fue candidato del PSUC a la presidencia de la Generalitat en las primeras autonómicas, en el prólogo del libro Combat per una Catalunya autònoma , editado antes de esos comicios, escribe que reúne textos suyos de varios momentos para “facilitar el conocimiento” de su trayectoria y hacer frente a personas y partidos que “difunden afirmaciones o insinuaciones malévolas, sin ninguna prueba y en contra de la realidad de los hechos, con finalidades partidistas y electoralistas”. Tomemos nota y apliquemos esta lección hoy.

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