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Francesc-Marc Álvaro | Grandes consejos
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13 mar 2022 Grandes consejos

Tenemos unas élites preclaras y hay que celebrarlo. En esta hora aciaga para Europa, nuestra suerte es enorme, pues contamos con la inspiración de unas figuras cuya inteligencia solo se ve superada por la brillante visión que las adorna. Valga como ejemplo de esta maravilla lo que hace y dice el alto­ representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell. Su último consejo a la ciudadanía es que bajemos la calefacción. Concretamente ha dicho: “Reduzcan el gas en sus casas, disminuyan la dependencia de quien ataca a Ucrania y comprometámonos más en una defensa colectiva”. A mí no se me hubiera ocurrido nunca esta medida, supongo que a usted –querido lector– tampoco. Todavía no me explico cómo la política española dejó perder a este dechado de sabiduría y liderazgo.
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Lo mejor es que nuestra felicidad va en aumento al constatar que no solamente en el campo de la política se nos brindan consejos alumbrados por una lucidez y sentido común sin parangón. Así, Ana Botín, presidenta del Banco Santander, en la misma línea de Borrell, ha declarado lo siguiente: “He bajado la calefacción de mi casa a 17 grados. Son pequeñas cosas que los consumidores podemos hacer”. Uno siempre está a favor de las pequeñas cosas, sobre todo si uno dispone de calefacción; mientras, las familias que carecen de ella (porque viven en viviendas precarias o porque no podían pagarla ya antes de la guerra) harían bien –es un consejo que regalo a las más altas instancias– en abrir poquito las ventanas, hacer mucho ejercicio (para entrar en calor) y conseguir alguna buena manta zamorana, de las de antes.
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Con el corazón henchido, damos gracias sinceras a los dioses por estar en tan buenas manos

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En tiempos de crisis agudas emerge lo mejor de cada sociedad. Observamos la vitrina dorada de nuestros próceres y, con el corazón henchido, damos gracias sinceras a los dioses por estar en tan buenas manos. ¿Incompetencia y camelo? ¿Tomadura general de pelo? ¿Desprecio sideral a la ciudadanía? Nada de eso. Con estos consejos tan bonitos, el alma del personal se serena y la confianza colectiva se multiplica.
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Gracias a la guerra de Putin, vemos brillar a los mejores de Europa en la oscuridad. Así pues, bajaremos la calefacción y, de paso, nos acostaremos muy pronto, a la luz de las velas. De rebote, a lo mejor aumentará la natalidad en el Viejo Continente.

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