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Francesc-Marc Álvaro | Algo providencial
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27 abr 2022 Algo providencial

A la espera de algo o de alguien providencial. Los momentos de crisis, como el que estamos viviendo, son campo abonado para el surgimiento de movimientos y de líderes que se proponen como la solución a todos los males. Está en nuestro fondo religioso: lo providencial es lo inesperado que nos salva del desastre cuando ya tocamos fondo. Si hablamos del Barça, por ejemplo, Xavi ha sido providencial para el club, mis amigos culés están encantados. En política, el asunto es más peliagudo: el providencialismo tiene mucha tradición y abre la puerta a otros ismos, como el populismo y el autoritarismo. Y no solo algunos partidos incuban esta especie, hay plataformas, sindicatos y colectivos que desprenden el extraño aroma de lo providencial.
 
Ha fallecido Madeleine Albright, gran señora de la política exterior estadounidense­ y mente preclara sobre los males de nuestro tiempo. Ella –que huyó con su familia de los nazis– ha explicado muy bien la mecánica del fascismo en tanto que providencialismo: “Hombres y mujeres desesperanzados de alcanzar algún día un cambio político de pronto se sentían cerca de las respuestas que andaban buscando. Ilusionados, recorrían largas distancias para asistir a los mítines fascistas, en los cuales descubrían espíritus afines dispuestos a devolver la grandeza a la nación, los valores tradicionales a la comunidad y a recuperar el optimismo en el futuro. Mientras libraban esa cruzada oían explicaciones que les resultaban completamente sensatas acerca de las poderosas corrientes que dominan el mundo”. El recordatorio de Albright sobre los falsos salvadores ilumina nuestro presente. Todo eso tenía truco, aunque “durante mucho tiempo se tuvo la impresión de que estos líderes podían cumplir a rajatabla lo que habían prometido”.
 

El recordatorio de Albright sobre los falsos salvadores ilumina nuestro presente

 
Por ello, en España, resulta políticamente muy equivocado y contraproducente intentar frenar el malestar y las protestas relacionándolas con la ultraderecha, pues se hace grande a Vox y se le regala un ascendente providencial; que los de Abascal se apunten a cualquier manifestación no significa que todos los que salen a la calle sean de su cuerda.
 
Otrosí. Retengan lo que apuntó Albright sobre Putin tras conocerlo: “A él le resulta vergonzante lo que ha sucedido en su país y quiere restaurar a toda costa su grandeza”.

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